martes, 7 de mayo de 2013

¡AL 50!

Por una exigencia de reducción al precio de los combustibles.
                                 Por: Grupo de Estudios Geopolíticos y Territoriales -GEGT-



La jugada de la reducción de $150 al precio del galón de gasolina y $100 al del ACPM, aparte de ser una burla para la economía de los colombianos frente al precio a los combustibles, permite adentrarse un poco a desentramar la estrategia política del Estado colombiano en materia de hidrocarburos, la que podría resumirse de la siguiente manera: 1) Intensificación en la exploración y explotación petrolera en el último período, 2) Aumento significativo en la apropiación de renta petrolera por parte del Estado, 3) Centralización y redistribución de los recursos resumidos en megaproyectos, infraestructura e intensificación de la guerra.
En efecto, el Estado colombiano en los últimos 10 años, ha intensificado la exploración y explotación de los yacimientos petrolíferos. Del año 2002, en el que se producían alrededor de 200 millones de barriles anuales, hoy se producen más de 300 millones anuales, lo que significa que si bien todavía falta para la promesa del millón de barriles diarios, la producción ha experimentado un aumento importante. La primera conclusión evidente es que el país ha aumentado la exploración y explotación de crudo por un lado, pero por el otro, ello no se ha manifestado en una baja al precio de los combustibles al consumidor.

Entonces, si el aumento de la explotación de hidrocarburos es una realidad, ¿a dónde van a parar los beneficios, por lo menos económicos? Baste solo decir por ahora, que el capital foráneo e internacional es el gran ganador del aumento de la producción de crudo en Colombia. Y resulta lógico: nadie invierte en algún negocio si este no le representa un una tasa de ganancia. En el caso del petróleo, esta ganancia se agiganta, pues la fase de exploración, en la que existe un mayor riesgo de encontrar o no yacimientos productivos, no la asume el actor privado, lo que es lo mismo decir que minimizan el capital de riesgo porque invierten menos, sino que hecho este trabajo por Ecopetrol, quien es el encargado de la exploración en el país, los capitales internacionales entran directamente a la fase de extracción. Así, estas grandes cantidades de inversión extranjera tienen tasas de retorno o ganancias impresionantes, que logran su punto de equilibrio en unos cuantos meses de explotación de crudo, es decir que logran recuperar rápidamente su inversión inicial.
 
Con tan solo las cantidades de crudo extraídas hay asegurado un gran negocio; más aún cuando los precios de venta a los que son colocados los productos como la gasolina, ACPM, querosene, etc. son altamente lucrativos para las empresas. Ejemplo de ello es el precio de la gasolina, que toma como referencia para su venta los precios del Golfo de los Estados Unidos, precios que se caracterizan por ser los más elevados en el mundo. Lo explicó muy bien el ministro Cárdenas cuando afirmó que de no asegurarles un precio de venta de tal magnitud a las transnacionales, estas podrían a partir de cláusulas existentes enviar la totalidad de la producción hacia el exterior. Es decir que se les asegura el mejor negocio, con el mejor precio de venta a las transnacionales, en perjuicio de los consumidores, quienes tienen que pagar los elevadísimos precios.
Porque más allá de las discusiones entre las diferentes bancadas del congreso, desde los amarillos, pasando por los rojos, hasta los azules y multicolores, así como los análisis de algunos expertos e incluso de las sugerencias de los mismos funcionarios del gabinete gubernamental quienes aseguran que el problema del alto costo de la gasolina se debe a los impuestos como la sobretasa, que si bien es cierto, es un agravante, el principal factor de alza de precio es el precio de venta internacional. Vale la pena preguntarse por qué muchos de los países productores a nivel mundial, muchos de ellos participantes de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), no regulan sus precios en función del mercado internacional, lo que les permite ofertar el combustible a mejores precios para los consumidores nacionales. La decisión opuesta que ha tomado el Estado colombiano, tiene a los sus habitantes pagando uno de los precios más altos de la gasolina en el mundo (tercer lugar entre los países productores de petróleo.
Y es que esta decisión de los gobiernos de turno a favor de los capitales extranjeros y en contra de las necesidades de las mayorías, no solamente tiene efectos en el precio de los combustibles sino que como sabemos, los combustibles dada su importancia son un regulador económico de la mayoría de bienes. Así que si usted se pregunta por qué mes a mes los precios de la panela, del arroz, de la papa, la yuca, etc., no dejan de subir; ello lo explica en gran parte los precios amañadamente elevados de los combustibles.

Es por ello que la necesidad de reclamar y exigir la baja del precio de la gasolina y el ACPM debe ser una bandera de los transportadores, conductores de camiones, buses, taxis, motos, de las familias que cada vez se ven más acosadas al momento de hacer el mercado; es decir, de todos los trabajadores quienes son afectados diariamente por esta decisión política del gobierno de fijar precios altos. En estos tiempos de corrupción institucional, en el que mandatarios y políticos legislan a favor propio y de capitales foráneos en detrimento del bienestar nacional, la soberanía y los intereses de las mayorías, queda solamente el camino de la movilización, la denuncia y la organización social como mecanismo de conquistar derechos y procurar caminos para una gestión y administración digna y favorable de los recursos estratégicos de la nación.

La exigencia de la reducción del precio de los combustibles al 50%, bandera que ya empiezan a alzar varios sectores, debe convertirse en una exigencia inmediata de todo el pueblo colombiano. Queda claro que no es para nada descabellada esta exigencia, si se tiene en cuenta que tan solo depende de una decisión política, la cual solo será posible de tomar en la medida que exista una fuerza necesaria de la mayoría del pueblo para procurar que la balanza social se mueva a nuestro favor.
¡POR UNA REDUCCIÓN DE LOS COMBUSTIBLES AL 50%!

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